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ENRON: EL FRAUDE MÁS GRANDE DE LA HISTORIA

Qué pasaría si una empresa lleva el fraude contable al extremo, y de manera artificial se convierte en una de las más grandes del mundo, se vuelve la favorita de Wall Street y además extiende su influencia a las esferas más altas del gobierno y el mundo corporativo. Esta es una historia de estafas, corrupción, robos, muertes y mucho dinero, en el fraude empresarial más grande de la historia: Enron.

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INTERNORTH INC

En 1930, se fundó en Omaha, Nebraska la Northern Natural Gas Company, una empresa que se dedicaba a la extracción, transporte y distribución de gas natural en varios estados del medio oeste de Estados Unidos, incluyendo Texas, Kansas, Oklahoma, Colorado y Dakota del Sur. La compañía creció de manera constante durante décadas y en 1979 adquirió la Houston Natural Gas Company, lo que llevó a la empresa a trasladarse a Houston, Texas y cambiar su nombre a InterNorth Inc. En 1985, InterNorth Inc. compró a Nova Corp, convirtiéndose en una de las empresas más grandes de energía de América del Norte.

Pero lo que hasta ese momento era una historia muy normal para una empresa de energía que había crecido durante décadas, y manejaba su negocio de manera conservadora, cambiaría radicalmente con la llegada de Kenny Lay.

KENNY LAY

Kenny Lay nació en Tyrone, Misuri en 1942 en una familia pobre, y siempre mostró una gran ambición, trabajó en la granja familiar y vendía productos agrícolas en el mercado local. En 1970 obtuvo su PhD en economía de la Universidad de Houston y enfocó su carrera en la desregularización de los mercados de energía, trabajando como economista en la comisión federal de regulación de energía, en donde entabló lazos con el padre de una familia que más adelante le serviría en sus objetivos: los Bush.

En 1982 Kenny Lay se convirtió en CEO de la compañía de gas natural Florida Gas, que se fusionó con Internorth, y en 1986 Kenny Lay fue nombrado presidente de la compañía que cambiaría su nombre por el que es conocido por todos: Enron.

Durante esta década, Enron expandiría su negocio y pasaría a contar con traders que comerciaban energía, en algo que desencadenaría en el primer, pero claramente no último escándalo de Enron.

En 1987 los ejecutivos Thomas Mastroeni y Louis Borget de la subsidiaria Enron International Oil incurrieron en pérdidas de 85 millones especulando con los precios del petróleo más allá de los límites que tenían permitidos, borrando la mitad de las ganancias de Enron para el año y poniendo en riesgo a la compañía, que gracias a la intervención de Mike Muckleroy pudo recuperarse de estas pérdidas en el mercado.

Pero este comportamiento, que venía desde hace más tiempo y en una empresa normal habría causado el despido inmediato de estos ejecutivos, fue ignorado por Kenny Lay, sentando las bases de una tumultuosa historia que apenas estaba por comenzar, porque el principal protagonista o villano, aún estaba por entrar.

JEFF SKILLING

Jeff Skilling nació en 1953 en Pittsburgh, Pensilvania, obtuvo una licenciatura en ingeniería de la Universidad Southern Methodist y una maestría en administración de empresas de Harvard en 1979. Reconocido como una persona brillante, ambiciosa y con una personalidad arrolladora, Skilling comenzó a trabajar en McKinsey & Company en prácticas de consultoría de energía, desde donde entablaría una relación con Enron, en donde comenzaría a trabajar en 1990 para cambiar aún más su historia.

Skilling tenía como objetivo expandir el negocio de Enron y convertirlo de una empresa regional a una potencia mundial. Para lograrlo, se enfocó en transformar a Enron de una compañía que vendía gas natural a una empresa que constituía la base del mercado, al convertir el gas natural en un producto financiero.

Skilling además, adoptó una política de fuerte competencia entre los empleados de la empresa, en donde anualmente despedía a alrededor del 10% del personal que mostraba un menor desempeño, poniendo una alta presión y haciendo normal que las personas trabajaran turnos de 18 horas.

El libro favorito de Skilling era El Gen Egoísta de Richard Dawkins, que habla de la competencia de los individuos para hacer pasar sus genes, y su personalidad y dirección eran acordes con este gusto. Skilling además era un fuerte creyente del valor de las ideas, algo que llevaría a un extremo y le serviría como base para el primero de sus movimientos fraudulentos en Enron: La contabilidad mark to market.

Este tipo de contabilidad, que no es ilegal ni fraudulenta por sí misma, se basa en poder contabilizar ganancias que aún no se han materializado, desde el momento en que llega a un acuerdo para un proyecto. Algo que cuando fue aprobado por la SEC, causó una gran celebración en Enron.

Pero en este tipo de contabilidad, así como se pueden registrar esas ganancias, también se deben registrar pérdidas cuando las expectativas han desmejorado o cuando se espera que el proyecto pierda dinero, algo que, por supuesto Enron aprendió a evitar muy pronto, gracias a Andrew Fastow.

ANDREW FASTOW

Fastow era un fiel seguidor de Jeffrey Skilling y estaba dispuesto a hacer lo que fuera con tal de tener contento a su jefe, y sabía que para lograrlo era necesario hacerle ganar mucho dinero, y efectivamente eso fue lo que hizo.

Fastow creó un complejo entramado de empresas que hacían negocios con Enron, transfiriéndose pasivos y activos problemáticos que le permitían a Enron “limpiar” su contabilidad. Básicamente cuando un proyecto no generaba ganancias o tenía una deuda muy grande, era trasladado a una de estas empresas y así desaparecía de los balances de Enron, que quedaba con lo bueno, pero nada de lo malo.

Fastow también aprovecharía para ganar una gran cantidad de dinero a través de estos tratos y la dirección de Enron, a pesar de estar enterada, permitió que continuara porque esto los ayudaba enormemente a maquillar la contabilidad, y hacer ver a Enron como una máquina de dinero y crecer de manera acelerada durante los 90’s.

EXPANSIÓN

La filosofía de Enron estaba enfocada en preguntar “¿Por qué?” y hacía referencia a cuestionarse respecto a la forma en la que se hacían las cosas en la sociedad y por qué no era mejor hacerlas de otra manera.

Pero más allá de que realmente aplicaran esta filosofía, les sirvió para presentarse siempre como una empresa altamente innovadora y que iba a revolucionar el mercado de la energía y la tecnología en el mundo. Algo que al menos superficialmente se veía reflejado en sus crecientes ingresos y en el precio de su acción que tuvo ganancias anuales promedio de más del 20% durante la década de los 90’s.

En donde Enron, para aprovechar el boom Dotcom de los 90’s, quiso establecer un mercado de ancho de banda, en donde convertía este servicio en un commodity cuyos precios fluctuaban según la demanda. Enron compraba grandes cantidades de capacidad de transmisión de fibra óptica a compañías de telecomunicaciones que luego ofrecía en el mercado a clientes que necesitaban más ancho de banda para sus operaciones.

De esta manera, además de proporcionar servicios de banda ancha, Enron también utilizó el mercado de ancho de banda como un vehículo para especular y generar ganancias. La compañía utilizó contratos a largo plazo para comprar la capacidad de transmisión de fibra óptica, y luego vender ese ancho de banda a precios más altos en el mercado.

Además, a través de una alianza con Block Buster, la empresa de alquiler de películas, buscaron establecer el primer servicio de streaming, muchos años antes de Netflix e incluso de YouTube, pero la tecnología del momento terminó siendo un limitante para sacar adelante este proyecto, no sin antes registrar sus ganancias como si hubiera sido un éxito.

Aunque Enron era considerara una empresa innovadora y de tecnología, el estallido de la burbuja puntocom no impidió que meses después la acción continuara subiendo y alcanzara nuevos máximos, dándole una imagen de gran solidez a la empresa.

Enron además desarrollaría varios proyectos por fuera de Estados Unidos. Uno de los más destacados fue el Proyecto Dabhol en India, una central eléctrica de gas natural construida en colaboración con General Electric en 1992, que a pesar de haber sido uno de los mayores proyectos de inversión extranjera en el país, fracasó debido a la corrupción y las disputas políticas. También Enron trabajó en un gasoducto en Bolivia, diseñado para transportar gas natural desde Bolivia hasta Brasil y Argentina, pero que nunca se completó debido a varios obstáculos. Por otro lado, la central hidroeléctrica Bayano en Panamá, construida en 1997, fue un éxito y actualmente suministra alrededor del 10% de la electricidad del país. En 2001, Enron construyó también una granja eólica en Alemania, con un total de 80 aerogeneradores ubicados en el Mar del Norte.

SEÑALES DE ALERTA

Enron incentivaba a sus directivos a través de opciones sobre acciones para que siempre buscaran que la acción aumentara de precio. Y aunque este incentivo es común en las empresas que cotizan en bolsa, en manos de los directivos de Enron terminó siendo un arma sumamente peligrosa y levantando las primeras señales de alerta.

Como sucedió con el caso de John Olson, un analista de Merril Lynch que se negó a dar una recomendación de compra a la acción y por presiones de Enron fue despedido. Porque para los directivos de esta empresa, estas recomendaciones de compra se habían vuelto una obsesión que los llevaba a presionar e intimidar a los analistas del mercado que se negaban a darlas.

También, en el 2001 la reportera Bethany McLean de la revista Fortune comenzó a indagar sobre la empresa y desde Enron enviaron a Andrew Fastow para intentar responder las preguntas de esta periodista, sin mucho éxito, lo que terminó en un artículo que levanto la atención de algunas personas, pero que esta misma periodista diría después que fue una versión muy pasiva e inocente de su parte para el escandalo tan grande que después se revelaría sobre Enron.

Enron también vería su imagen deteriorarse significativamente durante el 2000 y 2001 por cuenta de una serie de apagones en California y en donde se apunto a Enron como el culpable. Que efectivamente lo era, por lo menos en parte, al apagar centrales eléctricas con el fin de subir artificialmente el precio de la energía, además de otras prácticas para manipular el mercado.

Enron incentivaba a sus directivos a través de opciones sobre acciones para que siempre buscaran que la acción aumentara de precio. Y aunque este incentivo es común en las empresas que cotizan en bolsa, en manos de los directivos de Enron terminó siendo un arma sumamente peligrosa y levantando las primeras señales de alerta.

Como sucedió con el caso de John Olson, un analista de Merril Lynch que se negó a dar una recomendación de compra a la acción y por presiones de Enron fue despedido. Porque para los directivos de esta empresa, estas recomendaciones de compra se habían vuelto una obsesión que los llevaba a presionar e intimidar a los analistas del mercado que se negaban a darlas.

También, en el 2001 la reportera Bethany McLean de la revista Fortune comenzó a indagar sobre la empresa y desde Enron enviaron a Andrew Fastow para intentar responder las preguntas de esta periodista, sin mucho éxito, lo que terminó en un artículo que levanto la atención de algunas personas, pero que esta misma periodista diría después que fue una versión muy pasiva e inocente de su parte para el escandalo tan grande que después se revelaría sobre Enron.

Enron también vería su imagen deteriorarse significativamente durante el 2000 y 2001 por cuenta de una serie de apagones en California y en donde se apunto a Enron como el culpable. Que efectivamente lo era, por lo menos en parte, al apagar centrales eléctricas con el fin de subir artificialmente el precio de la energía, además de otras prácticas para manipular el mercado.

ALIADOS EN CRÍMEN

Es difícil concebir la cantidad de personas, empresas e instituciones del gobierno que terminaron involucradas de alguna manera en este escándalo, permitiéndole a Enron crecer, ampliar su fraude y enriquecer a un grupo reducido de personas a costa de consumidores, inversionistas y los propios empleados. Con algunos de los principales involucrados siendo:

En primer lugar, Arthur Andersen, la firma contable encargada de auditar los estados financieros de Enron. Como auditor Arthur Andersen tenía la responsabilidad de alertar sobre cualquier irregularidad en la contabilidad de Enron, algo que nunca hizo por la estrecha y rentable relación que terminó estableciendo con esta empresa.

En segundo lugar, Vinson & Elkins, una firma de abogados que asesoró a Enron en una amplia gama de asuntos legales, incluyendo fusiones, adquisiciones, estructuración de transacciones financieras, entre muchos otros. Esta firma fue ampliamente criticada por no levantar ninguna alerta por las prácticas de Enron y por el contrario simplemente aprovechar cobrando comisiones por tratos sospechosos.

También hubo un gran número de bancos de inversión involucrados que realizaron tratos con Enron y ayudaron a manipular sus estados contables y que tuvieron que pagar varios millones en multas después, y entre los que se encuentran, JPMorgan, Citigroup, Goldman Sachs y Merril Lynch.

También se ha acusado a la Comisión Federal de Regulación de energía y al gobierno federal en cabeza de George Bush de tomar una actitud pasiva frente a lo que estaba sucediendo en California, permitiéndole a Enron obtener ganancias estimadas de 30 mil millones de dólares a costa del estado.

Además, el presidente de la Comisión de Regulación, Pat Wood, fue recomendado por Kenny Lay, mientras que el mayor donante a la campaña de George Bush fue Enron, con sus padres viajando a la inauguración de su hijo en el avión corporativo de Enron, como reflejo de una amistad que había resultado sumamente rentable para Kenny Lay.

Aunque no está de más aclarar la otra versión de los hechos, en donde se atribuyen los problemas energéticos de California al aumento de la demanda, deficiencia en la capacidad de generación de energía y al diseño defectuoso del mercado energético del estado, de acuerdo con las conclusiones de una comisión encargada de investigar este hecho y creada por… George Bush.

EL COMIENZO DEL FINAL

A inicios del 2001 Jeff Skilling fue nombrado CEO de Enron, pero solo duraría 6 meses en el cargo y sería un periodo en el que la acción perdería la mayor parte de su valor, con algunos incidentes como los insultos a analistas que le preguntaban por la transparencia de la empresa, reflejando la presión a la que Skilling estaba sometido al no poder encubrir más el castillo de naipes que había creado. Y su salida generó un enorme revuelo a nivel interno de la organización y causó una gran preocupación en los empleados, con muchos de los detractores de la empresa confirmando sus sospechas.

Kenny Lay sería CEO nuevamente por solo 4 meses y en octubre del 2001 la SEC comenzaría una investigación que terminaría por acelerar la caída de la acción y la pérdida de confianza de los inversionistas, acabando en menos de un año con la historia de una empresa que había nacido durante la gran depresión, 70 años antes.

SECUELAS

Kenny Lay, fue declarado culpable de seis cargos criminales relacionados con el fraude corporativo en mayo de 2006, pero falleció en julio de 2006 antes de ser sentenciado.

Jeff Skilling, fue declarado culpable de 19 cargos criminales en mayo de 2006, incluyendo conspiración, fraude de valores y falsificación de libros y registros corporativos. Fue sentenciado a 24 años y 4 meses de prisión en octubre de 2006. En 2013, su sentencia fue reducida a 14 años por un acuerdo con los fiscales.

Andrew Fastow, director financiero de Enron, se declaró culpable de dos cargos de conspiración en 2004 y cooperó con los fiscales en el caso. Fue sentenciado a seis años de prisión en septiembre de 2004 y fue liberado en diciembre de 2011.

Cliff Baxter, ex vicepresidente de Enron, se suicidó en enero de 2002. Baxter había sido uno de los ejecutivos que había criticado públicamente las prácticas contables de la empresa antes de su colapso.

Los empleados de Enron, por su parte, fueron algunos de los mayores afectados, no solo por perder su trabajo, sino porque muchos habían invertido sus ahorros en la acción de la empresa, que ahora no valía nada, con muchos de los ejecutivos recomendándoles comprar la acción, mientras ellos la vendían. Recibieron una indemnización de solo 4.500 dólares en promedio.

Arthur Andersen, la empresa de contabilidad de Enron, fue acusada de destruir documentos relacionados con la auditoría de Enron. En 2002, fue declarada culpable de obstrucción a la justicia y la destrucción de pruebas. La empresa se declaró en bancarrota y sus activos fueron adquiridos por otras firmas de contabilidad.

Este lamentable episodio deja muchas enseñanzas para los inversionistas, y aunque este tipo de riesgos no pueden evitarse por completo, sí es posible implementar prácticas para mitigarlos. Si quieres conocerlas, recuerda que puedes hacerlo entrando en nuestro club de inversionistas.

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