TULIPOMANIA: LA BURBUJA DE LOS TULIPANES
LA BURBUJA DE LOS TULIPANES: De una flor exótica a todo un símbolo de estatus social, la base de un frenesí especulativo y la representación perfecta de un patrón que se repetiría constantemente a lo largo de la historia, en un fenómeno económico y psicológico que los humanos parecemos no ser capaces de escapar: Las burbujas financieras.
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LA BURBUJA DE LOS TULIPANES
En la década de 1630, Holanda vivía una época dorada, caracterizada por un periodo de gran prosperidad económica, por ser uno de los principales centros comerciales y financieros de Europa, y por una sociedad fuertemente influenciada por el calvinismo en donde la moderación y la sobriedad eran altamente valoradas, y el lujo ostentoso era considerado un pecado y una muestra de vanidad.
Pero a pesar de que la ostentación no era bien vista, la posición social era sumamente importante en la sociedad holandesa de la época y las personas buscaban demostrar su riqueza adquiriendo objetos relacionados con el arte, la plata y otros coleccionables, pero con ninguno de estos objetos teniendo el mismo impacto que el protagonista de nuestra historia: los tulipanes.
Los tulipanes son flores originarias de Asia Central que llegaron a Holanda en el siglo XVI a través de la ruta comercial de la seda. Al ser parte de la naturaleza, su fama inicial no fue mal vista por las personas más estrictas de la sociedad y estas flores ganaron gradualmente una gran apreciación y espacio en la cultura del país.
Con esta apreciación vino un aumento de precio y de interés por los diferentes tipos de tulipanes, en donde los cultivadores estaban dispuestos a pagar cifras cada vez más altas por los bulbos de la flor, atrayendo la atención de los especuladores. Estas transacciones eran llevadas a cabo en mercados informales conocidos como “colegios” en tabernas, en donde las partes llegaban a un acuerdo.
Quienes plantaban los bulbos los compraban a través del mercado spot en los meses de junio a septiembre, mientras los especuladores los transaban durante todo el año a través de contratos, en donde una persona se comprometía a comprar un bulbo de tulipán a un precio establecido hoy, y por este derecho entregaba una suma de dinero o prima, de manera similar a lo que sucede con las opciones financieras modernas.
Gracias al aumento de precio que estaban teniendo los tulipanes, estos contratos ganaban valor rápidamente, incentivando a las personas a apalancarse. Porque como solo necesitaban una parte del dinero, podían entrar en muchos contratos con la intención de venderlos posteriormente a precios más altos, haciendo que el precio de los tulipanes se acelerara, y se pasara de un interés en ellos por ser un símbolo de estatus a una fiebre del oro por todo el dinero que podía ganarse a través de estas operaciones.
EL CRASH DE LA BURBUJA
En febrero de 1634 se registró una venta de 100 bulbos de tulipán por 5.500 florines, mientras que en febrero de 1637, justo antes del colapso del mercado, se registró la venta de un solo bulbo de tulipán, de la misma especie, por 12.000 florines, es decir, un aumento del 21.718% en el precio de los tulipanes. Para tener un punto de referencia una casa de tamaño medio en Ámsterdam tenía un precio de alrededor de 3.000 florines. Todo esto provocó que más personas se involucraran en el mercado y el cultivo de estas flores aumentara considerablemente.
Pero como toda burbuja, eventualmente la demanda se agotó y los precios comenzaron a caer en febrero de 1637 y para finales de año se habían devuelto a los valores de 1634. Se cree que la sobreoferta pudo ser uno de los detonantes de la caída de los precios, al igual que una pérdida de interés por los tulipanes.
Provocando como resultado que los contratos perdieran valor, y riquezas que estaban en papel y sin materializarse desaparecieran en unas pocas semanas. Con la muchos de estos contratos teniendo que solucionarse por arbitraje en un promedio del 3.5% al 10% del valor pactado inicialmente.
Las pérdidas afectaron a productores, especuladores y comerciantes, pero contrario a lo que muchas veces se cree, no generó una depresión ni una crisis económica en Holanda.
LA VERDAD DE LA BURBUJA DE LOS TULIPANES
Como un evento histórico que sucedió hace casi 400 años, la burbuja de los tulipanes ha generado algunos desacuerdos respecto a su naturaleza exacta, y es posible que muchas de las cifras y efectos que tuvo en la sociedad holandesa hayan sido enormemente exagerados.
Esto puede deberse a que una de las principales obras en donde quedó registrado este evento fue en el libro de Charles Mackay, Memorias de las ilusiones, extravagancias y locuras de las multitudes, y a través del cual la mayoría de economistas y analistas del mercado aprenden la historia de los tulipanes, y que a su vez ha servido de fuente para documentales y referencias en películas como es el caso de Wall Street 2, por ejemplo.
Sin embargo, el libro de Charles Mackay se escribió en 1841, más de 200 años después de los hechos, y se basó principalmente en panfletos publicados durante la época por grupos calvinistas que se oponían a la especulación y a la obtención de riquezas sin trabajar. Por lo tanto, existe un claro sesgo en la narrativa que presenta, haciendo ver todo lo que sucedió con los tulipanes como una gran crisis que podría haber destruido a la sociedad holandesa.
Pero historiadores modernos, como Anne Goldgar, que escribió el libro Tulipomanía: Dinero, honor y conocimiento en la Edad de Oro holandesa, han reportado que no hubo registros de quiebras o una crisis económica derivada del estallido de la burbuja de los tulipanes, y que contrario a la creencia popular, solo una parte de la población participó en este frenesí, y al final los mayores afectados fueron los productores de tulipanes, que aun así pudieron seguir produciendo y exportando la flor a otros países.
Sin embargo, el no haber tenido consecuencias graves para la economía, no significa que la tulipomanía sea un evento para ignorar, todo lo contrario, porque sus componentes continúan repitiéndose nuevamente una y otra vez en diferentes países y situaciones, sirviendo como una representación perfecta del fenómeno conocido como burbujas financieras.