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DESMITIFICANDO EL PATRON ORO: Por qué nunca volverá a ser implementado



En 1971 Richard Nixon rompió la convertibilidad de dólares a oro, dando por terminado lo último que quedaba del sistema monetario mundial que, con el oro como base, había dominado los dos siglos anteriores. Desencadenando así grandes episodios de inflación, déficit fiscal y deuda en todo el mundo, y generando un largo debate desde entonces respecto a la necesidad de volver al patron oro. Pero es realista esta idea o acaso el patron oro ha sido glorificado desconociendo su realidad.

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HISTORIA DEL PATRON ORO

El patron oro en su versión moderna aparece en las principales economías del mundo en el siglo XIX, cuando los bancos centrales comienzan a emitir monedas y billetes respaldados en oro que cualquiera de sus ciudadanos podía reclamar a una tasa de cambio especifica.

Conforme las reservas de oro de un país crecían, así también lo hacía el dinero en circulación en la economía, pero no siempre de manera directa. Gracias a que es más práctico tener monedas y billetes, los bancos centrales podían mantener reservas de oro por debajo del dinero en circulación, sin tener problemas para responderle a los ciudadanos que reclamaban oro, siempre y cuando pudieran mantener la confianza en el sistema.

Este trato ofrecía una gran estabilidad porque la baja inflación y altas tasas de interés hacían que las personas y empresas ahorraran más, gastaran menos, se endeudaran menos y tuvieran una perspectiva de más largo plazo.

De igual manera sucedía con los gobiernos, porque si gastaban más de lo que recaudaban en impuestos, entonces debían emitir deuda con altas tasas de interés y en donde el mercado era quien debía absorberla, porque el banco central no podía crear dinero libremente para adquirirla al estar limitado por sus reservas de oro.

Que también limitaban los déficits comerciales en los que los países podían incurrir, porque cuando un país importaba más de lo que exportaba, entonces veía una salida de oro de sus reservas y por extensión una reducción del dinero en circulación en su economía.

Pero lo que funcionó muy bien en una época de bajo comercio internacional y un mayor control sobre los gastos por parte del gobierno, cambiaría radicalmente con el evento que marcaría el comienzo del siglo XX: La primera guerra mundial.

EL FINAL DEL PATRON ORO

La primera guerra mundial obligó a muchos países a suspender la convertibilidad de dinero a oro porque las perspectivas de un aumento del gasto hacían que las personas se vieran impulsadas a cambiar su dinero por oro, en caso de que la tasa de cambio fuera alterada y sus ahorros perdieran poder adquisitivo. Por lo tanto, para no quedarse sin recursos para pelear la guerra, las principales economías del momento suspendieron temporalmente el patron oro.

Cuando terminó la guerra se restableció la convertibilidad en algunos de los países que la habían suspendido, pero el inicio de la gran depresión, 10 años después, haría que el sistema enfrentara nuevamente retos.

El enfoque que generalmente se tomó para enfrentar la gran depresión fue el de gastar para estimular la economía, haciendo que los gobiernos incurrieran en grandes deficits fiscales que los obligaron a devaluar sus monedas y a prohibir la convertibilidad de dinero a oro.

Este fue el caso de Estados Unidos, que con su programa “The New Deal” entró en grandes déficits fiscales para estimular la economía, devaluó su dólar, que pasó de 20 dólares la onza a 35, y se prohibió la posesión de oro por parte de los ciudadanos para así incrementar las reservas del gobierno.

Esta versión del sistema, que no conservaba las restricciones naturales y estabilidad de la versión clásica del patron oro, pero sí muchos de sus limitantes, se mantuvo hasta el final de la segunda guerra mundial. Cuando se llevó a cabo la conferencia de Bretton Woods, en donde participaron 44 países y se llegó a una serie de acuerdos sobre cómo funcionaría el sistema monetario internacional a partir de esos momentos.

Con el más importante siendo el establecimiento del dólar como la moneda base de la economía mundial, con una convertibilidad de 35 dólares por onza de oro y en donde las demás monedas establecerían su cambio a dólares a partir de acuerdos internacionales.

Bajo este sistema cualquier país que lo deseara podía solicitar el cambio de dólares a oro, y estados unidos, que había acumulado gran parte del oro del mundo durante las décadas anteriores, estaba en una posición fuerte para asumir este rol y garantizar la confianza internacional en el país y el nuevo sistema.

Sin embargo, todo comenzaría a cambiar en los 60’s con varios eventos que llevaron a Estados Unidos a un gasto excesivo: entre los que estaban programas sociales de “the great society”, la carrera espacial y la guerra de vietnam. Y este gasto llevó a un incremento de su deuda, además de un amplio déficit comercial, que provocaron que los dólares por fuera del país comenzaran a acumularse.

What Everyone Gets Wrong About LBJ's Great Society - POLITICO Magazine

Y la acumulación de dólares llevó a que se tuvieran cada vez menos reservas para respaldarlos en oro, con muchos países pidiendo la convertibilidad y las reservas de oro de estados unidos cayendo, hasta que finalmente en 1971 Nixon suspendió la convertibilidad de dólares a oro, dando inicio a una nueva era.

LA ERA DE LA INFLACIÓN

Con la suspensión de la convertibilidad de dólares a oro, se pasó a un sistema FIAT, en donde el valor de una moneda está dado principalmente por la confianza que se le tiene al gobierno, en cabeza del banco central, de controlar la oferta monetaria y la inflación.

Sin embargo, este sistema tiene un serio problema, que ha sido causante de decenas de episodios de hiperinflación alrededor del mundo, un gasto excesivo y un aumento constante de la deuda. Porque si el patron oro se caracterizaba por rígido, este sistema brilla por su falta de control.

The 'worthless' 100 trillion dollar bank note | CNN

Permitiendo que por ejemplo un gobierno gaste en exceso y su deuda sea adquirida por el banco central, aumentando la cantidad de dinero en circulación y deteriorando el poder adquisitivo de las personas. Con el banco central patrocinando el gasto del gobierno de turno y creando un incentivo a gastar la mayor cantidad de dinero posible.

Que no se limita a los gobiernos y se pasa a sus ciudadanos que en periodos de alta inflación terminan reduciendo su horizonte de tiempo a periodos cada vez más cortos y gastando su dinero de manera rápida antes de que pierda valor. Y mientras que antes tenía sentido ahorrar, ahora es necesario aprender a invertir.

Aunque en este sistema es posible tener bajos periodos de inflación y antes de la pandemia era el caso para la mayoría de economías desarrolladas del mundo, a pesar de la alta creación de dinero que siguió a la crisis económica del 2008, es importante hacer un par de claridades.

En primer lugar, la forma en la que se mide la inflación en todo el mundo, en donde se toma como referencia un grupo de bienes y servicios que las personas del país consumen, no es una medida perfecta. Que tiene ajustes por cambios de calidad, que son difíciles de medir, y por cambios en los patrones de consumo de las personas que alteran la medida. Con personas como el ex presidente de la Reserva Federal Paul Volcker, cuestionando que en economías modernas pueda medirse con exactitud el cambio general de los precios.

En segundo lugar, la deuda en el mundo ha alcanzado niveles históricos, con implicaciones para el crecimiento, porque cada vez más dinero del presupuesto va a pagar intereses. Y la deuda por si sola no es un problema si creciera a una tasa menor que la economía, pero no es el caso para Estados Unidos, China, Japón, Francia, Canadá, Reino Unido, ni el de muchos otros.

Todo esto hace que muchas personas constantemente afirmen que se debe volver al patron oro. ¿Pero qué tan realista es?

¿VOLVER AL PATRON ORO?

El patron oro no es universalmente apoyado o rechazado y suele ser un tema de un debate muy amplio. Mientras quienes lo aprueban afirman que es un sistema que provee estabilidad, control al gobierno y baja inflación, quienes lo rechazan afirman que es un sistema sumamente rígido porque la cantidad de dinero está limitada por la cantidad de oro que se pueda producir, y por extensión las tasas de interés son más altas. Esto hace que haya poca inflación, pero también que el crédito sea caro y escaso, provocando un bajo crecimiento.

Sin embargo, una cosa es reconocer sus beneficios y otra pensar que sea realista volverlo a implementar, con críticos de la idea apuntando a los cambios que han tenido lugar en el mundo en los cerca de 100 años desde la desaparición del patron oro clásico y 50 desde la desaparición del acuerdo de Bretton Woods, que crearían retos que harían poco realista la posibilidad de volver a este sistema.

Comenzando por la voluntad política necesaria para reducir el déficit fiscal, para evitar la creación de dinero para financiarlo y que iría de la mano con la necesidad de reducir la deuda, que en un escenario de tasas más altas la haría insostenible para muchos países.

Además, en la actualidad la política monetaria de los países desarrollados está orientada a buscar inflaciones anuales del 2% como una medida para erosionar la deuda, mientras que en un sistema como el del patron oro, en donde la deflación es más común, la deuda se aumentaría en términos de poder adquisitivo.

Pero además de estos obstáculos, hay limitaciones físicas. El oro es escaso y su disponibilidad no ha crecido al mismo ritmo que lo ha hecho el dinero. Mientras que cuando existía el patron oro la cantidad de dinero en circulación era, por definición, equivalente a la cantidad de oro en manos de los bancos centrales, ahora las cerca de 200 mil toneladas de oro en circulación, tienen un valor equivalente a 11 billones de dólares, mientras el dinero en circulación en el mundo es de aproximadamente de 100 billones de dólares, haciendo necesario un ajuste que podría tener consecuencias notables para la economía.

Y finalmente, están los cambios que han tenido lugar en el comercio internacional, que se ha incrementado 40 veces desde inicios del siglo XX y que podrían dificultar la implementación de este sistema, porque un país que importe más de lo que exporta vería una salida de sus reservas de oro y una contracción del dinero en circulación, abonando el terreno para que haya un aumento de las barreras comerciales y el control de capitales.

Todo esto hace que al menos en su versión original la posibilidad de que el patron oro vuelva a ser implementado es poco realista, sin embargo, esto no quiere decir que sea una idea que no se deba continuar trayendo al debate, porque el sistema actual no es libre de problemas.

Y va desde los casos extremos en donde los gobiernos destruyen su moneda con impresión de dinero desmedida para cubrir déficits por gastos muy por encima de sus ingresos, que usan para comprar votos, hasta el de los países desarrollados que han acumulado una gran cantidad de deuda y continúan haciéndolo con la excusa de incrementar el crecimiento, pero terminan gastando ese dinero ineficientemente y viendo sus deudas crecer a ritmos mucho mayores que su economía.

Ambos provocando inflación, que afecta a las personas más pobres que tienen menos activos y por lo tanto menos capacidad de adaptación, mientras benefician a los que más activos tienen.

Y mientras esto continúe sucediendo, la discusión para cambiar el sistema monetario seguirá siendo pertinente y mientras se continúe dándole un uso inapropiado, la frase del presidente de Estados Unidos Herbert Hoover será más relevante: “tenemos oro porque no podemos confiar en los gobiernos”.

Si quieres conocer más a fondo sobre el sistema de Bretton Woods y la inflación que siguió al rompimiento de la convertibilidad de dólares a oro, te recomiendo ver este post a continuación.